POR ADRIANA DE LA FUENTE, 31 DICIEMBRE, 2018
La celebración del Año Nuevo, no es un festejo que se haya efectuado en los últimos años, de hecho, se cree que es la festividad más antigua que existe, y es que el comienzo de ésta se remonta a 4000 años atrás, en la antigua Babilonia, actualmente Irak, alrededor del 2000 a. n. e.
Para los babilonios, el año nuevo comenzaba a finales de lo que hoy es marzo, el tiempo ideal para comenzar un nuevo año, ya que el invierno se terminaba, la primavera con su nueva vida comenzaba, y los cultivos se plantaban para el año siguiente. El festejo duraba once días, en los que hacían sacrificios, procesiones y ritos de fertilidad.
Sin embargo, en el 46 a. n. e. el emperador Julio César, auxiliado por el astrónomo y filósofo Sosígenes, reformó el calendario a forma de corrección, ya que se había salido de sincronía con el sol debido a la modificación constante que sufría por diferentes emperadores, así decretó que el año comenzaría el 1 de enero.
Además, el día coincidía con los festejos a Jano, el dios de los inicios, y por el cual, en su honor, el mes lleva el nombre de “Enero”, ya que Jano posee dos caras que puede simbolizar; la transición entre el año pasado y el año que empieza (la mirada atrás y al frente).
A pesar de que la fecha no tiene ningún significado agrícola o estacional, para los romanos poseía uno civil, debido a que era el momento en que los elegidos cónsules romanos asumían sus cargos.
La modificación duro hasta el año 1582, cuando el Papa Gregorio XIII, renovó una vez más el calendario; debido a que la celebración de Año Nuevo era una práctica pagana, la Iglesia Cristiana la condenó, no obstante, para facilitar la transición de los paganos al cristianismo, la Iglesia aceptó la celebración del 1 de enero convirtiéndola en la Fiesta de la Circuncisión de Cristo.
En México, la celebración actual del Año Nuevo fue traída por la colonización española, pese a eso, las culturas prehispánicas ya lo celebraban, de una manera distinta y de acuerdo al calendario de cada cultura.
Para los mayas, la fecha variaba cada año, debido a que el Haab o calendario maya no incluía los años bisiestos como lo hace el calendario gregoriano (el que se usa actualmente), ellos celebraban el “uinal pop”, lo que equipara a la fiesta del Año Nuevo, en esta celebración solían renovar los utensilios de sus casas, limpiaban y desechaban la basura fuera del pueblo.
Con el fin de purificarse, antes de la fiesta ayunaban, se abstenían de tener sexo y comer alimentos placenteros, tales como el chile o la sal, algunas investigaciones señalan que la celebración se llevaba a cabo en julio, y en la actualidad, el 26 de julio es conocido como el “Nuevo Año Maya”.
Para los aztecas, existían dos cuentas calendáricas: la cuenta de 260 días llamada tonalpohualli y la de 365 días, el xiuhpohualli; eran utilizadas dependiendo de la región geográfica o creencias de los pueblos, por lo que tampoco tenían una fecha fija. Y cuando ambos calendarios se sincronizaban, se celebraba el xiuhmolpilli, que significa “atadura de años”, una celebración que simboliza la renovación para el mundo y los dioses, llevado a cabo cada 52 años.
A pesar de que actualmente, el mundo se mueve bajo el calendario gregoriano, cada cultura festeja el Año Nuevo según sus tradiciones históricas o religiosas.
Quienes mantienen el calendario juliano, lo festejan el 14 de enero; la cultura china, no posee una fecha exacta para celebrarlo, ya que se basan en el calendario lunar, pero lo efectúan entre el 21 de enero o el 21 de febrero. La celebración del Año Nuevo Vietnamita, es llevado a la par del Año Nuevo Chino.
Por otro lado, el Año Nuevo Islámico se celebra el 1 de Muharram, aproximadamente a fines de enero e inicios de febrero, el Año Nuevo Tibetano se celebra entre enero y marzo, el iraní en el equinoccio vernal, el 21 de marzo al igual que el Bahaísmo.
En Tailandia, Camboya, Birmania y Bengala se celebra entre el 13 y 15 de abril, el Año Nuevo Mapuche e Inca en el 24 de julio, el judío es generalmente en septiembre y el etíope el 11 de septiembre.
Y así sucesivamente, cada cultura celebra esta festividad de acuerdo a sus propias creencias, sin importar la fecha o ritual llevado a cabo, el Año Nuevo representa un pasado y un futuro, ahí radica su importancia, siendo el momento ideal para reflexionar sobre lo que se ha hecho y falta por hacer, así buenos deseos surgen, se fijan nuevas metas y se agradece por un nuevo comienzo.
¡Feliz 2019!