POR MARÍA ENCINAS, 20 FEBRERO, 2019
Hoy celebramos a esas mascotas independientes, territoriales, cariñosos, temperamentales, fieles, dormilones, solitarios, curiosos, ágiles y todos los adjetivos calificativos que tú le hayas puesto a tu gato. Sí, hoy como cada 20 de febrero festejamos a los mininos, uno de los animales considerados como buenos acompañantes de nuestra familia.
Pero hoy hablaremos de una gran celebridad, gracias al cual celebramos este día. Conozcamos al hermoso gato Socks, la mascota del entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.
Socks se había elevado a su alta posición desde un origen muy humilde, cuando era sólo un pequeño gato callejero y saltó una noche de 1991 a los brazos de Chelsea Clinton, la hija adolescente del entonces gobernador del estado de Arkansas, Bill Clinton. Chelsea quedó inmediatamente enamorada del gato, a quien adoptó enseguida y bautizó como “Socks” (“Calcetines”), debido a las manchas blancas que el gato tenía en sus patas negras y que, a primera vista, parecían unos pequeños y divertidos calcetines.
Cuando Bill Clinton se convirtió en el 43 presidente de los Estados Unidos en 1993, Socks se mudó con la familia Clinton a la Casa Blanca, convirtiéndose en la mascota principal del lugar. De ese modo, desde el título del Primer gato del estado de Arkansas, Socks se convirtió en el Primer Gato de Estados Unidos.
Desde entonces, el gato vivió en la Casa blanca y se colaba en los actos públicos del presidente, alcanzando en aquella época gran popularidad tanto en EEUU como en el resto del mundo, ya que el gato aparecía en la sala presidencial durante los actos de prensa.
Socks, fue el único felino en la historia de los Estados Unidos que andaba a sus anchas en las solemnes dependencias de la Casa Blanca, tuvo una página web propia y recibía una gran cantidad de correos desde todas las partes del país, era la sensación aquel gato de color blanco y negro.
La popularidad de Socks creció tanto que llegó incluso a molestar a los rivales políticos del presidente Bill Clinton.
Por ejemplo, el representante republicano Dan Burton, entonces presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, quien cuestionó públicamente el uso del personal de la Casa Blanca, el franqueo y la papelería para responder el numeroso correo que llevaba dirigido al gato. Pero lo único cierto es que el travieso gato negro con manchas blancas era adorado por los estadounidenses, en general amantes de los animales.
El momento más difícil en la vida de Socks en la Casa Blanca ocurrió cuando los Clinton compraron en el año 1997 un perro Labrador al que bautizaron como Buddy. La entonces Primera Dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, recordó que la antipatía entre Socks y Buddy fue inmediata.
Socks, según Hillary, consideró “la intrusión de Buddy como intolerable y lo despreció desde el primer momento, instantánea y eternamente”. El presidente Bill Clinton, bromeando sobre la difícil convivencia entre ambos animales en la Casa Blanca, recordó que “lo hice mejor con los palestinos y los israelíes que con Socks y Buddy. Conseguir que los dos se llevaran bien era más difícil que conseguir la paz en Irlanda del Norte o Medio Oriente”.
Cuando los Clinton salieron de la Casa Blanca en 2001 llevaron a Buddy a su nuevo hogar, pero, en vista de los continuos conflictos entre el perro y Socks, dejaron al gato bajo el cuidado de la secretaria de Bill Clinton, Betty Currie, quien se había encariñado con Socks, el cual solía subirse a su escritorio.
Socks, pese a no vivir con los Clinton, no perdió un ápice de su popularidad entre los norteamericanos. En diciembre del 2002 participó en un desfile de Little Rock Christmas, en Arkansas, y dos años después hizo una celebrada aparición pública cuando Betty Currie fue invitada a dar una charla en un almuerzo del Club de Cónyuges de Oficiales en la Base Andrews de la Fuerza Aérea.
Socks viviría plácidamente varios años más en la localidad de Hollywood, Maryland, hasta que falleció el 20 de febrero de 2009 a los 18 años, cuando debió ser sacrificado debido a una enfermedad degenerativa en la mandíbula que le impedía comer por sí solo. El año anterior Socks había tenido un problema de tiroides, pérdida de cabello, pérdida de peso y problemas renales. Los Clinton, en la página web de su fundación, comentaron en esa ocasión que “Socks dio mucha alegría a nuestra familia, a los niños y amantes de los gatos. Estamos agradecidos de estos recuerdos”.
Tras el fallecimiento de Socks, el 20 de febrero de 2009, el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW) decidió celebrar el Día Internacional del Gato en esta fecha.
De esta manera, los amantes de los gatos tienen un pretexto para celebrar a sus gatitos, quienes han servido de compañía al hombre desde hace más 10 mil años, pues se sabe que en el antiguo Egipto existían estatuas a estos animales y que cuando morían, los integrantes de sus familias humanas se afeitaban las cejas en señal de duelo.