POR MARÍA ENCINAS, 1 NOVIEMBRE, 2018
En México, durante estos días hemos recordado a nuestros fieles difuntos, pero hay un elemento esencial y delicioso que no puede faltar en las tradicionales ofrendas. A todos nos fascina su forma, sabor y consistencia, así es, estamos hablando del pan de muerto, quizás en algún momento, te has preguntado qué significa o de dónde proviene. En esta ocasión te compartiremos algunos puntos importantes que te permitirán dar respuesta a este misterio.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), afirma que el origen del pan de muerto es colonial, aunque inspirado en rituales prehispánicos, los cuales se remontan a la época de los sacrificios humanos y a la llegada de los españoles a la entonces Nueva España en 1519.
Cuentan que era un ritual en el México -antes de la conquista- en el cual una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón, aún latiendo, se introducía en una olla con amaranto y después, quien encabezaba el rito, mordía el corazón en señal de agradecimiento a un dios, sin embargo, los españoles rechazaban este tipo de sacrificios y elaboraban un pan de trigo en forma de corazón, bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella; de ese modo surgió el pan de muerto.
Otros historiadores han revelado que el nacimiento de este pan se basa en un rito que hacían los primeros pobladores de Mesoamérica a los muertos que enterraban con sus pertenencias. En el libro, «De Nuestras Tradiciones», se narra la elaboración de un pan compuesto por semillas de amaranto molidas y tostadas, mezclado con la sangre de los sacrificios que se ofrecían en honor a Izcoxauhqui, Cuetzaltzin o Huehuetéotl.
También hacían un ídolo de Huitzilopochtli de «alegría», al que después encajaban un pico y, a manera de sacrificio, le sacaban el corazón en forma simbólica, pues el pan de amaranto era el corazón de ídolo, luego se repartían entre el pueblo algunos pedazos del pan para compartir la divinidad.
El pan de muerto, como podrás notar, se ha ido modificando de diversas maneras hasta llegar al que actualmente conoces y degustas, éste tiene una forma circular que simboliza el ciclo de la vida y la muerte. El círculo al centro es la representación de un cráneo; las cuatro canelas son una alusión a los huesos y a las lágrimas de los que lamentan al difunto, y también, colocadas como cruz, simbolizan los 4 puntos cardinales que a su vez están dedicados a distintos dioses: Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoc; por su parte, el sabor a azahar refiere al recuerdo de los fallecidos.
Pero aquí no termina todo, ¿sabías que el pan de muerto también tiene diversas clasificaciones?, éstas te las dejamos a continuación.
- Antropomorfos: Son aquellos que representan la figura humana.
- Zoomorfos: Aquellos que tienen figura de animales como aves, conejos, perros, mariposas, alacranes y peces, entre otros. Son característicos de Tepoztlán, Mixquic e Iguala de Telolapan.
- Fitomorfos: Son representaciones de vegetales diversos como árboles, flores, enramadas, etcétera.
- Mitomorfos: Aquellos en que la forma no se identifica como figura humana, vegetal o animal, sino que representan seres fantásticos.
La celebración de la muerte se convierte así en un banquete mortuorio dominado por el exquisito pan de muerto.
«Comer muertos es para el mexicano un verdadero placer, se considera la antropofagia de pan y azúcar. El fenómeno se asimila con respeto e ironía, se desafía a la muerte, se burlan de ella comiéndola».
José Luis Curiel Monteagudo, en «Azucarados Afanes, Dulces y Panes».