POR ADRIANA DE LA FUENTE, 21 MARZO, 2019
«Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Son las palabras que Benito Juárez manifestó en su regreso triunfante a la Ciudad de México el 15 de julio de 1867, después de la derrota y fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México, y con ello el derrocamiento del Segundo Imperio Mexicano.
Benito Pablo Juárez García, es reconocido como el padre del liberalismo mexicano y el gran impulsor de las Leyes de Reforma, que separaron a la Iglesia del Estado, es una de las figuras más populares y emblemáticas de la historia de México, nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806, fue abogado y político mexicano.
Descendiente de una familia indígena zapoteca de condición humilde, quien ocupó la presidencia de México desde el 8 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872.
Desde joven mostró preocupación por la realidad social, particularmente en la situación de los campesinos, por lo que participaba activamente en política: fue regidor del ayuntamiento de Oaxaca, diputado del Congreso del Estado. Sus ideales lo llevaron a ser diputado ante el Congreso de la Unión en 1846.
En 1847 fue designado gobernador de su estado natal, hasta 1852, Juárez promulgó el plan de Ayutla en 1854, en este se solicitaba la creación de una asamblea constituyente en el marco de una Constitución Federal. Cuando Antonio López de Santa Anna asume el poder, fue desterrado a La Habana, luego a Nuevo Orleans. Retornó en 1855 y participó en la revolución liberal que derrocó a Santa Anna.
Entre las acciones que emprendió para liberar al país, se encuentra la promulgación de una serie de leyes que restablecían las libertades de enseñanza, imprenta, trabajo y anulaban las prerrogativas del clero y el ejército, que inspiraron la Constitución de 1857.
Tal acto motivó a los conservadores, quienes, al sentirse amenazados, se pronunciaron un año después en el plan de Tacubaya; el presidente Ignacio Comonfort pactó con ellos y dio un golpe de Estado, encarcelando a Juárez, motivo que detonó la guerra de Reforma.
Juárez, consiguió huir, y como presidente de la Corte Suprema de Justicia, se convirtió en el presidente legítimo de acuerdo con la Constitución, a su regreso en 1858, estableció el gobierno en Veracruz, punto desde el que expidió las leyes de Reforma y proclamó una Constitución más radical que la anterior.
Para 1860 los conservadores fueron derrotados por los liberales, con la ayuda de E.E. U.U., sin embargo, esto no significo estabilidad para el país, ya que sufría graves dificultades económicas, situación que lo obligó a suspender el pago de la deuda externa.
Esto, trajo consigo la intervención del Reino Unido, España y Francia en 1861, por las promesas de Juárez los dos primeros se retiraron, Francia por otro lado invadió México en 1863, posteriormente el Imperio de Maximiliano I fue instaurado y ante su derrota, el país terminó empobrecido y desunido, razón por la que Juárez fue reelegido por séptima vez en agosto de 1867.
Logró restaurar la República federal y, mientras daba vigencia a las leyes de Reforma, fortaleció la autoridad presidencial. Aún con dificultades económicas, la oposición del Congreso y de numerosos pronunciamientos, fue nuevamente reelegido en 1872.
Lerdo de Tejada se alió a Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra Juárez, frenar el levantamiento significo su último acto en público, debido a sus problemas cardiácos Benito Juárez falleció en julio de 1872, y el Congreso lo declaró Benemérito de la Patria y de las Américas.
Los diversos actos que emprendió en beneficio del país lo convirtieron en el personaje amado y ejemplo a seguir que recordamos hoy, y cuyo nombre posee diversas plazas, calles, capitales, ciudades, escuelas, teatros e incluso universidades, debido al honor que representa.